por Mercedes B. Arce
Resumen:
El presente artículo es una breve exposición sobre algunos conceptos de la Psicología Social para explicar el papel que juegan las actitudes en la argumentación en todas sus dimensiones. Utilizo la definición de las representaciones sociales (Moscovicci, 1979), como concepto clave para entender los comportamientos y la comunicación entre los individuos, siendo la actitud una dimensión visible, fáctica y motivacional en la conformación de lo que este autor denominó “el universo de la opinión.
Palabras claves: argumentación, comunicación, representación social, individuo, actitudes.
Abstract:
This article is a brief exposition of some concepts from Social Psychology to explain the role that attitudes play in argumentation in all its dimensions. I use the definition of social representations (Moscovici, 1979) as a key concept for understanding behaviors and communication among individuals, with attitude being a visible, factual, and motivational dimension in the shaping of what this author called “the universe of opinion.”
Keywords: argumentation, communication, social representation, individual, attitudes.
Introducción
El presente artículo es una breve exposición sobre algunos conceptos de la Psicología Social para explicar el papel que juegan las actitudes en la argumentación en todas sus dimensiones.
Utilizo la definición de las representaciones sociales (Moscovicci, 1979), como concepto clave para entender los comportamientos y la comunicación entre los individuos, siendo la actitud una dimensión visible, fáctica y motivacional en la conformación de lo que este autor denominó “el universo de la opinión”.
Puede decirse que las representaciones sociales expresan el sentido común, cuyo principio es la comunicación cotidiana, que facilita a cualquier persona integrarse al intercambio comunicativo de los grupos sociales y permite ser parte de ese medio para participar de él y desde él (Mora 2002). No obstante, en este ámbito cada persona, cada grupo manifiesta su lenguaje, propio de sus características particulares.
Las actitudes por su parte, conceptualizadas como una situación mental e impulsiva, existente dada la experiencia, que de forma activa permite una respuesta individual a todo tipo de objetos y situaciones (Allport, 1935), determinan acciones, a veces no visibles, pero que incluyen factores cognitivos, afectivos y conativos, que permiten estimular las motivaciones e influir en las percepciones y el pensamiento.
Las actitudes de las personas son parte de sus identidades, pues se aprenden durante el transcurso de la vida, lo que las hace permanentes en el tiempo, e induce el comportamiento afectivo hacia la satisfacción o insatisfacción del objeto o situación concreta.
La exposición pretende relacionar las actitudes, como parte de las representaciones sociales, con la argumentación, entendida desde la teoría de la Argumentación, como los relatos verbales, sociales y racionales para convencer a otros, acerca de sus puntos de vista mediante la aportación de razones (Véase Eemeren, Grootendorst y Henkemans, 2002)
Actitudes, características
Las teorías clásicas acerca de la formación de las actitudes han sido clasificadas en dos tendencias fundamentales, el condicionamiento clásico y el instrumental.
Para el primero las actitudes son la consecuencia de la asociación entre un estímulo condicionado y uno incondicionado, para ello autores como Staats y Staats (1958), realizaron un estudio experimental en el cual plantearon a un grupo de estudiantes nombres de diferentes nacionalidades que indicaban como positivos o negativos, y el resultado fue que los considerados buenos se evaluaron positivamente.
Esta explicación ha sido criticada por otros autores, quienes alegan que no amplía las explicaciones sobre las respuestas relativas al resto de las asociaciones (Ubillo, Mayordomo, Páez )
El condicionamiento instrumental señala que una respuesta que ha sido dada por un comportamiento anterior de los sujetos puede ser reforzada.
Por ejemplo, Verplanck (1955) detectó que el refuerzo verbal a través de la identificación distinta de opiniones tenía una cantidad superior de exposiciones cuando habían sido reforzadas de manera positiva.
No obstante, existen también críticas a este tipo de condicionamientos, en tanto no son explicativos de los procesos detrás de estas manifestaciones. Autores como Cialdini e Insko (1969, en Ubillo, Mayordomo, Páez, p. 2) plantean que las funciones del refuerzo verbal tienen, por una parte la función de indicar la postura de la actitud del que entrevista y por otra, la relación entre el entrevistado y su entrevistador.
Es importante entender que las actitudes muchas veces son confundidas con otros conceptos como los valores, las opiniones, las creencias y los hábitos. Es importante por ello, siempre recordar que las actitudes son acciones directamente relacionadas con un objeto concreto o situación, y no constructos generales como los valores, las opiniones y las creencias.
Importancia del conocimiento de las actitudes desde la Psicología y su relación con la argumentación.
Las actitudes tienen una importancia vital en tanto cumplen diferentes funciones para satisfacer las necesidades psicológicas de las personas, vitales para su desempeño social.
Diferentes autores (Allport, Rosenberg y Hovland, Katz, Petty y Cacioppo, Fishbein y Ajzen, entre otros) coinciden en definir cinco funciones principales de las actitudes. Estas son, la función del conocimiento, instrumental, ego-defensiva, de expresión de valores y la función de adaptación y ajuste social.
La función del conocimiento se refiere a la posibilidad que les da a los seres humanos para que comprendan el orden social, entender el funcionamiento del mundo, tener una imagen de la complejidad de la realidad concreta que viven y la que vive el mundo,
La instrumental permite que se pueda diferenciar lo positivo de lo negativo, y se puedan aspirar a metas que satisfagan a los individuos a lograr sus objetivos mejores.
La ego-defensiva, resulta importante para poder dominar las emociones, tratar de evitar los conflictos, tener una autoestima alta y por tanto poder funcionar de un mejor modo ante las dificultades lógicas de la vida.
Expresión de valores, es una función que permite a las personas expresar sus valores, sus ideologías, consideraciones personales sobre el mundo que les rodea.
Y finalmente la de adaptación y ajuste social, es una función primordial para poder integrarse socialmente en diferentes sectores, poder convivir con los coetáneos y ser seres integrados a la sociedad en que viven.
Las funciones no se pueden concebir como independientes, muchas veces una función puede implicar el cumplimiento de otra función actitudinal. Y esto es muy importante en el proceso de la argumentación.
En el caso de la violencia, por ejemplo, sus consecuencias sociales se conocen, una actitud de rechazo a ese fenómeno implica una aceptación de esa persona en los grupos que comparten esa opinión, implica por tanto adaptación al medio donde predominan esas consideraciones, es una forma de expresar valores sociales importantes, y evita conflictos con los que coinciden con esa actitud.
Conocer las funciones de las actitudes también permite diferenciar a las personas, ya que algunas de ellas privilegian determinadas funciones, y otras no, por tanto, son las actitudes fuentes que permiten valorar incluso argumentos en diferentes ámbitos sociales, políticos, religiosos. En términos de predicciones, pueden aportar información importante para evitar conflictos entre grupos poblacionales con tendencias actitudinales determinadas.
Estructura de las actitudes
Existen diferentes modelos teóricos acerca de los componentes de las actitudes. Se distinguen fundamentalmente los modelos: tridimensional, bidimensional y unidimensional.
El primero considera que las actitudes se componen de tres aspectos, el cognitivo, afectivo y conativo-conductual.
Lo cognitivo ha sido definido como las creencias y opiniones sobre el objeto de actitud y a la información que se tiene de éste, por parte de las personas (Hollander, 1978). El componente afectivo se refiere como señala su nombre, a los sentimientos positivos o negativos que se perciben del objeto o situación actitudinal. Y el componente conativo hace referencia a las conductas o impulsos, intenciones adoptadas hacia el objeto o situación concreta.
El modelo tridimensional ha sido cuestionado por diferentes autores, ya que se considera que incluir los tres aspectos, sobre todo el conductual implica no tomar en cuenta que la actitud en un momento determinado puede impedir una conducta. No obstante, de acuerdo con las consideraciones conductistas, pensar, es también una conducta.
Esta crítica ha llevado a considerar el modelo bidimensional, que refiere que las actitudes están compuestas fundamentalmente por lo cognitivo y afectivo.
En el caso del modelo unidimensional, autores como Petty y Caccioppo (1986)la actitud es fundamentalmente compuesta por el componente relativo a la valoración del objeto y situaciones, en tanto expresa atracción o rechazo, simpatía, o apatía, es decir, una evaluación general del objeto. Otros autores refieren que los componentes se expresan de modo separados y se interrelacionan en ciertos momentos. Asimismo, se considera que en dependencia del tipo de objeto la actitud puede reflejar un componente más que otro en diferentes circunstancias.
A mi modo de ver, independientemente de los diferentes modelos, se puede afirmar y la experiencia empírica lo afirma en las actitudes estos tres aspectos se reflejan de manera general. Y es cierto que, en determinados momentos, en dependencia de las situaciones concretas que se analicen, las personas reflejan sus sentimientos, sus conocimientos y las conductas son consecuencias de esos impulsos cognitivos y afectivos.
En el caso de los modelos unidimensionales, debemos citar los modelos: Socio Cognitivo, de Acción Razonada y de Acción Planificada. Estos modelos de manera general consideran la prevalencia de algunos de los componentes de las actitudes en diferentes situaciones, y su valor está en la posibilidad de hacer mediciones y predicciones sobre las actitudes.
Impacto de las actitudes en la argumentación
Para tratar este asunto es importante distinguir entre las Normas sociales subjetivas y prescriptivas y la actitud.
La norma social se refiere a la manera de pensar, sentir o actuar con las que de forma general las personas de un determinado sector, o grupo social están de acuerdo y confirman que son las adecuadas. Se podría pensar que una norma se ajusta a una actitud, ya que son representaciones sociales. Sin embargo, no es lo mismo. Las normas sociales son las consideraciones sobre lo aceptado de manera general, y las actitudes se refieren a la intención individual sobre un objeto, en tanto lo valora como positivo, o negativo.
En los procesos argumentativos se apela con frecuencia a una norma social aceptada en tanto asunto colectivo, en el cual hay una uniformidad de percepción sobre las conductas sociales, es lo que puede medir una encuesta general.
La norma prescriptiva o subjetiva, tiene que ver con la percepción acerca de la presión social respecto a determinada conducta.
Y cuando hablamos de la actitud personal, estamos ante la opinión positiva o negativa acerca de un hecho determinado, o de una persona. Qué ocurre entonces ante un hecho que esté en discusión, lo que prima para expresar una opinión individual, no son las consideraciones de las normas sociales, son las valoraciones individuales sobre el hechos o situación concretas.
Sin embargo, no puede dejar de tomarse en cuenta que la coincidencia o no con dichas normas dependen del tipo de actitud de las personas, y los sesgos que se producen, dado los fenómenos concretos que se analizan.
Las investigaciones realizadas por diversos autores han demostrado que la actitud es un componente más importante que la norma subjetiva para predecir ciertas conductas. Al parecer una determinada conducta grupal y las actitudes positivas vinculadas se asocian más fuertemente con la conducta real, que la presión social ejercida para realizar la conducta,
En el caso de los procesos de interacción argumentativa el funcionamiento de las normas que conforman los ambientes sociales y culturales son más influyentes por ciertos procesos cognitivos, conocidos como los fenómenos del falso consenso y de la ignorancia pluralista.
Sesgo del Falso consenso
Este fenómeno tiene que ver con la tendencia de proyectar sobre los demás las opiniones propias, las creencias y las conductas. Ello hace que supongamos que nuestros puntos de vista o las preferencias son compartidas por otros, en un nivel mayor del que en realidad ocurre. Pareciera que hay una mayor identificación de los otros con nosotros,
En el Falso Consenso, quienes comparten o sostienen atributos, opiniones, y emociones tienden a sobreestimar la existencia de ese consenso en relación con el grupo que no lo posee. Hay autores que señalan que por ejemplo las personas que tienen una actitud agresiva contra grupos minoritarios comparándolas con las que no mantienen esa actitud, tienden a considerar que es mayor la proporción de personas que tienen actitudes negativas. Hay autores como Miller y Prentice (1996) que afirman que esta tendencia es mayor entre grupos de personas que tienen posiciones minoritarias.
Ubilloz, Mayordomo y Páez (2002) en el análisis realizado sobre este fenómeno, señalan los factores que explican la aparición de este fenómeno, En primer lugar, exponen lo que denominan, factores de accesibilidad y contacto; definido como la tendencia a sobreestimar la frecuencia de los propios actos, ya que las personas tienden a relacionarse con personas similares, cuya conducta es también similar a la de ellos y por tanto están más accesibles a la memoria.
Otro factor que señalan es el denominado de saliencia y focalización de la atención. Los actos propios, escriben, son más salientes y vívidos que el resto de los actos que no son elegidos, por lo que se focaliza más la atención en ellos y de ese modo se sobreestima la frecuencia real de los actos.
Un tercer factor es el de la Atribución de Causalidad. Cuanto más atribuimos la conducta a causas situacionales o externas, aumenta la creencia de que esa conducta es característica o compartida. El efecto actor-observador: se tiende a explicar las conductas propias dado el contexto existente.
Factor motivacional, lo explican refiriendo que El Falso Consenso permite defender la autoestima pensando que esa conducta es la que tienen la mayoría. De ese modo las personas se sienten parte de la normalidad, Se piensa que los otros están de acuerdo con sus conductas, lo cual influye en sentirse más confiados de sus juicios, acciones o estilos de vida.
Destaca que incluso cuando la conducta tiene una mayor gravedad el Falso consenso sigue siendo una tendencia fuerte, aunque no se ha encontrado una relación entre baja autoestima y este fenómeno.
Se ha encontrado que, en el caso de los factores de saliencia y focalización de la atención, a la atribución de causalidad y a la motivación, parecen estar más relacionados con los efectos del Falso Consenso, particularmente en cuanto a las creencias, las opiniones y las actitudes, no tanto en cuanto a conductas.
Las investigaciones comparativas realizadas respecto al fenómeno del Falso Consenso, mediante encuestas aplicadas a grupos tanto de mujeres como de hombres de diferentes edades, demuestran que cuando las personas tienen una práctica determinada, sobreestiman el porcentaje de individuos que también lo han hecho, Cuando se realizan comparaciones respecto al nivel de información, se encontró que tienen más acceso a información o amigos que han llevado a cabo dichas prácticas y consideran que en su medio existe una actitud acorde a sus juicios, y es en general su actitud personal favorecida.
Lo anterior quiere decir que sus explicaciones son relativas a la accesibilidad y a aspectos motivacionales. En general consideran que su actitud o norma general es mayor a la que se experimenta en la realidad.
En dichas investigaciones, queda al descubierto el fenómeno denominada Ignorancia pluralista en el caso de quienes no han tenido las prácticas relativas a los fenómenos motivo de las encuestas, ya que o su actitud es menos favorable, o señalan una conducta neutra con relación a las actitudes de quienes tuvieron la práctica relativa al fenómeno estudiado.
Ignorancia Pluralista
Allpart,Katz (1931) definieron por primera vez este fenómeno, como el sesgo cognitivo que se manifiesta cuando los individuos creen que sus opiniones privadas son diferentes a las de la mayoría y en realidad todos comparten una visión falsa de la realidad. Esta actitud provoca que las personas repriman sus creencias y que sus comportamientos se ajusten a lo que ellos perciben como normas sociales aceptadas.
Este fenómeno tiene muchas veces consecuencias negativas, puesto que puede limitar el diálogo abierto, lo cual obstaculiza la toma de decisiones, lleva a la creación de entornos donde los conceptos erróneos prevalezcan sobre la verdad y por tanto a la predominancia de una desviación cultural. También puede llevar a la conformidad, que es un fenómeno complejo, con diferentes matices, ya que puede entenderse como sumisión, resignación y amoldamiento; o también como aprobación, armonía y acuerdo.
Otro aspecto vinculado con este sesgo es el relacionado con actitudes respecto a situaciones en las que alguien necesita ayuda, denominado “efecto del espectador “o “difusión de la responsabilidad” (John Darley y Bibb Latané, 1968), referido a situaciones de emergencia donde las personas no prestan ayuda, pensando que otras lo harán.
Este efecto hace que en la medida que haya un mayor número de personas presenciando una situación de emergencia, será menor la probabilidad de que alguien preste ayuda.
En el aspecto político, este fenómeno podemos observarlo cuando la presión por ser políticamente correcto predomina, lo cual tiene consecuencias importantes en la vida social. Particularmente, esta tendencia y evitar ser percibido como desfavorable en temas como el racismo, la discriminación sexual o ser insensible culturalmente, pueden provocar que públicamente las personas se presenten como correctos políticamente, incluso realizar acciones concretas a favor de estos, a pesar de tener privadamente dudas al respecto. Las diferencias entre las acciones públicas y las actitudes personales privadas, cuando son acompañadas de atribuciones divergentes entre el propio comportamiento y el comportamiento idéntico de los demás, puede conducir a una ignorancia pluralista.
Este fenómeno puede explicarse por procesos cognitivos como la consideración de causalidad interna hacia ciertos acontecimientos, como son los casos expuestos más arriba de actitudes frente a hechos aceptados como políticamente correctos. El hecho de considerar homogeneidad acerca de una actitud determinada, la existencia de una falsa unicidad, o falta de control. A mayor percepción de control y sobreestimación de las capacidades, mayor tendencia a pensar que los otros llevan a cabo conductas en desacuerdo con la actitud personal (Ugarte,1998 citado por Ubilloz, Mayordomo y Páez, 2002 p.21)
Resulta relevante señalar que el fenómeno del Falso concepto y de la Ignorancia Pluralista, tienen mayor incidencia en ciertos medios culturales y políticos, pero son importantes tomarlos en consideración en las actitudes argumentativas.
Conclusiones
Como conocemos la actitud argumentativa es la expresión de un punto de vista razonado, ya sea a través de un texto, un enunciado o una palabra. Sin embargo, conocer los conceptos desde la Psicología Social sobre las actitudes, y los fenómenos que se producen como consecuencia de los procesos cognitivos que caracterizan al ser humano, nos permiten entender que muchas veces los argumentos presentados públicamente no son necesariamente lo que las personas de manera privada creemos, y a veces no relatan la realidad existente.
A partir del conocimiento de las actitudes podemos profundizar en la veracidad de los argumentos respecto a la realidad existente, lo cual nos permite tener un acercamiento mayor a las necesidades, creencias y valores de las personas en el contexto social.
Asimismo, podemos predecir conductas en dependencia del entorno, ya que las investigaciones realizadas en este campo permiten acercarnos a posibles sesgos cognitivos que se ponen de manifiesto en contextos particulares.
El estudio de las actitudes permite conocer la relación que puede existir en dependencia del entorno cultural de un país, y tiene implicaciones para elaborar políticas respecto a diferentes aspectos como la salud, la educación y la cultura.
Referencias
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