Tanit Guadalupe Serrano Arias (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla) / Jorge Zamora Machuca (Universidad de Oriente)

Resumen

El presente artículo se centra en el análisis de la representación de la velocidad y la aceleración el arte moderno, a través del estudio de dos obras de arte correspondientes al futurismo, El ciclista de Natalia Goncharova y Dinamismo de un ciclista de Umberto Boccioni, para lo cual se introduce el tema de la aceleración del tiempo y cómo esto ha sido reflejado en la estética del arte. Desde la perspectiva de Koselleck y su teoría sobre la aceleración del tiempo, se explora cómo estos artistas utilizaron la estética del movimiento y la tecnología para crear obras que reflejaran la velocidad, el dinamismo y la energía de la era moderna.

En la primera obra analizada, Umberto Boccioni utiliza pinceladas rápidas y colores vibrantes para capturar la velocidad del ciclista en movimiento. En la segunda obra, Natalia Goncharova utiliza una técnica de división del movimiento para representar la sensación de velocidad y dinamismo. Ambas obras destacan la relación entre la tecnología y el arte en la era moderna, así como la importancia de los movimientos artísticos futurista e iconoclasta en la ruptura con las formas tradicionales de arte.

En conclusión, el análisis de estas obras de arte muestra cómo la velocidad y la aceleración se han representado en el arte moderno a través de la estética del movimiento y la tecnología. Además, se resalta la importancia del movimiento artístico futurista en la creación de obras que reflejen la velocidad y dinamismo de la era moderna, y que rompe con las formas tradicionales de arte. En general, estas obras demuestran cómo el arte puede reflejar y capturar los cambios culturales, históricos y tecnológicos que suceden en la sociedad.

Palabras clave: Aceleración, velocidad, futurismo, arte, estética.

Abstract 

This article focuses on the analysis of the representation of speed and acceleration in modern art, through the study of two works of art corresponding to futurism, The Cyclist by Natalia Goncharova and Dynamism of a Cyclist by Umberto Boccioni, for which the theme of the acceleration of time and how this has been reflected in the aesthetics of art is introduced. From the perspective of Koselleck and his theory on the acceleration of time, it explores how these artists used the aesthetics of movement and technology to create works that reflected the speed, dynamism and energy of the modern era.

In the first work analyzed, Umberto Boccioni uses rapid brushstrokes and vibrant colors to capture the speed of the cyclist in motion. In the second work, Natalia Goncharova uses a technique of splitting movement to depict the sense of speed and dynamism. Both works highlight the relationship between technology and art in the modern era, as well as the importance of the futuristic and iconoclastic art movements in breaking away from traditional art forms.

In conclusion, the analysis of these artworks shows how speed and acceleration have been represented in modern art through the aesthetics of movement and technology. Furthermore, it highlights the importance of futuristic art movements in creating works that reflect the speed and dynamism of the modern era, and that break with traditional art forms. Overall, these works demonstrate how art can reflect and capture the cultural, historical and technological changes occurring in society.

Keywords: Acceleration, speed, futurism, art, aesthetics.

Introducción

El libro Aceleración, Prognosis y Secularización de Koselleck explora las diferencias y convergencias entre las categorías de aceleración y acortamiento del tiempo a través del estudio de la secularización desde la historia conceptual. Para ello, el autor comienza su primer ensayo con una cita del texto apocalíptico de Sibila Tiburtina, del siglo IV, en el que se contempla el acortamiento del tiempo como presagio del fin del mundo: “Y los años se acortarán a meses y los meses a semanas y las semanas a días y los días a horas”. Koselleck también retoma un fragmento de 1886 del ingeniero Werner von Siemens, quien advertía de la aceleración del progreso en la ciencia y la cultura moderna, como una ley del desarrollo de la civilización, entendida como:

[…]ciclos evolutivos que en tiempos pasados fueron recorridos a lo largo de siglos, y que al comienzo de nuestra época necesitaron decenios, se completan hoy en años, y a menudo nacen ya plenamente maduros.  Esto es, por un lado, la consecuencia de natural de una forma de manifestación de nuestro mismo progreso cultural […], por otro, el efecto de una autoestilización de progresos científico-técnico. 

Mientras que en la cita de Sibila Tiburtina se atiende a la aceleración del tiempo por la contracción de los márgenes temporales dados por la naturaleza propia o la voluntad de Dios, en vía del juicio final, en la cita de von Siemens se destaca cómo los progresos de la ciencia y la cultura producen una aceleración en la sucesión de innovaciones y mejoras.

 A partir de la reflexión de Koselleck, surge la pregunta sobre cómo se relaciona la velocidad y la aceleración con la estética del arte, y de qué manera los artistas han utilizado estos conceptos para crear obras que capturan la sensación de movimiento y la aceleración del progreso científico y tecnológico. En este artículo se analizan dos obras de arte correspondientes al futurismo: Dinamismo de un ciclista de Umberto Boccioni y Ciclista de Natalia Goncharova. En ambas obras, los artistas utilizan diversas técnicas para representar la sensación de velocidad y dinamismo, y se exploran aspectos estéticos e históricos del movimiento futurista, que buscaba romper con las formas de arte tradicionales y reflejar la energía y el dinamismo de los tiempos modernos.

Velocidad y aceleración representadas en el arte 

Desde los ejes conceptuales de la física, la velocidad es una magnitud física que indica la rapidez con la que se desplaza un objeto en una determinada dirección. Se define como la relación entre la distancia recorrida y el tiempo que tarda en recorrerla, no tiene en cuenta la dirección en la que se mueve el objeto, ya que se trata de una magnitud escalar.

La aceleración, por otro lado, es un cambio en la velocidad de un objeto en movimiento. Cuando un objeto se acelera su velocidad aumenta, disminuye o cambia de dirección. Es importante señalar que la aceleración no es lo mismo que la velocidad, ya que la velocidad solo indica la rapidez a la que se mueve un objeto, mientras que la aceleración indica la rapidez a la que cambia la velocidad de un objeto. En el arte, la velocidad y la aceleración han sido utilizadas como elementos formales en diversas obras artísticas, explorando su relación con el movimiento y la percepción del espectador.

El futurismo es particularmente significativo porque celebraba la velocidad y la máquina como símbolos del progreso, fue un movimiento artístico y literario de principios del siglo XX, que también buscaba transmitir sensaciones o emociones a través de la representación del movimiento en sus obras. En este sentido, el filósofo y crítico de arte Gilles Deleuze, escribió extensamente sobre la conexión entre la velocidad y la experiencia humana, argumentando que la velocidad es una parte integral de nuestra percepción del mundo. Según Deleuze, la velocidad no solo afecta nuestra percepción visual, sino también nuestra experiencia táctil, sonora y emocional.

La representación de la velocidad en el arte se enfoca en capturar la sensación de movimiento y rapidez en una imagen, mientras que la representación de la aceleración se enfoca en mostrar el cambio de velocidad en el tiempo. La velocidad en el arte se puede representar mediante la utilización de técnicas como la división del movimiento, la repetición de formas y líneas, además de la utilización de colores brillantes y contrastantes para crear una sensación de movimiento. La aceleración, por otro lado, puede ser figurada mediante la utilización de técnicas que sugieren un aumento en la velocidad a lo largo del tiempo, como el uso de formas que parecen estirarse o deformarse a medida que se mueven o la inclusión de líneas de velocidad en la dirección del movimiento. Por medio de líneas que se transponen, se genera la ilusión de movimiento en diferentes etapas, creando sensación de fluidez y dinamismo a través de la vitalidad de la línea y dotando de una sensación de energía por medio de la selección de colores vibrantes y brillantes.

La representación de la aceleración se refiere a cómo un artista puede transmitir la sensación de que un objeto está acelerando en una obra de arte. Esto se logra a través de técnicas que comparten similitudes con la representación de la velocidad, pero con un mayor énfasis en la progresión del movimiento y la intensificación de los colores y formas para crear una sensación de fuerza. En síntesis, la representación de la velocidad en el arte se enfoca en la sensación de movimiento rápido, mientras que la representación de la aceleración se enfoca en la sensación de un cambio en la velocidad de un objeto.

El futurismo y el culto al progreso 

En la primera mitad del siglo XX emergió un movimiento literario y artístico en Italia, se caracterizó por un enfoque de culto al progreso que se creía estaba en los avances de la ciencia y la cultura, se exaltaba la tecnología y la velocidad como elementos esenciales para la construcción de una nueva sociedad, se conoció como futurismo y se extendió a otras partes de Europa y América, llevando consigo una “[…]favorecedora visión de unos cuerpos y unas mentes transformadas […]infinitas posibilidades de progreso que puede vislumbrarse desde el presente . 

Es a partir del Manifiesto Futurista publicado por el poeta italiano Filippo Tommaso Marinetti en 1909, que se establece como fecha origen, aunque sus antecedentes son previos a dicha publicación y el término se apropiaría hacia 1908, cuando Marinetti lo prefirió por encima de los términos «dinamismo» y «electricismo».  

En este manifiesto, se defiende el cambio radical en la cultura y en la sociedad, y exalta la tecnología, la velocidad y la máquina como los valores más importantes de la nueva era. Entre sus postulados, se encuentra: “Afirmamos que el esplendor del mundo se ha enriquecido con una belleza nueva: la belleza de la velocidad”, con claridad se observa la influencia de los avances tecnológicos y los descubrimientos científicos, es el arte la herramienta de dicha transformación. 

Esta ruptura con el pasado se manifestaba en todas las esferas de la cultura, desde la literatura hasta el arte, la arquitectura y la música. Marinetti expresa esta idea en términos muy radicales, proclamando la necesidad de destruir los museos, las bibliotecas y los monumentos históricos, y de reemplazarlos por una estética de la velocidad y la máquina. Recordando a Koselleck y su teoría de la historia basada en la relación entre los conceptos y su evolución en el tiempo, los futuristas tenían una visión del tiempo y de la historia que se caracterizaba por la aceleración, es decir, una idea de que la velocidad y el progreso eran elementos fundamentales para el avance de la sociedad. Esta concepción del tiempo se oponía a la noción tradicional de una historia lineal y progresiva, en la que cada época se construye sobre las anteriores. Para los futuristas, el futuro no se construía sobre el pasado, sino que se abría camino a través de la ruptura con él, la eliminación de las tradiciones y la exaltación de lo nuevo y lo moderno.

En este sentido, podemos ver que la concepción del tiempo y la historia del futurismo se alinea con la teoría de Koselleck, en la medida en que ambos destacan la importancia de la velocidad y el progreso como motores de la historia. Sin embargo, la visión del futurismo es mucho más radical y rompedora que la de Koselleck, ya que plantea una completa destrucción de las tradiciones y la cultura del pasado en nombre de una estética futurista y moderna. Para los futuristas, el mundo se encontraba en un momento de cambio radical y rápido, y la ciencia y la tecnología eran las herramientas que permitirían a la humanidad avanzar hacia un futuro más brillante; la velocidad, la energía y la innovación eran los valores más importantes y se reflejaban en la obra de arte futurista que buscaba capturar la sensación de movimiento y cambio constante en la sociedad moderna, promovía una visión utópica del futuro donde el progreso y la ciencia eran los guías hacia un mundo mejor y más avanzado, directamente influenciado por los avances en la ciencia y la tecnología de la época, así como por el creciente interés en la velocidad y el movimiento. 

En particular, el futurismo se inspiró en los progresos de la física y la mecánica, así como en la creciente importancia de la industria y la tecnología en la sociedad. También se vio permeado por los avances en la cultura popular, incluyendo la creciente popularidad del cine y la música, y por el desarrollo de la teoría del psicoanálisis de Sigmund Freud, que exploraba la relación entre la mente y el cuerpo. 

Respecto al psicoanálisis de Freud, los futuristas se interesaron en sus teorías sobre el subconsciente y la exploración de la mente humana. Umberto Boccioni, en 1910 publicaba Manifiesto de los pintores futuristas, donde hablaba de la necesidad de explorar el interior de las cosas, como resultado de la influencia del psicoanálisis en el movimiento, pidiendo a los artistas a que se atrevieran a liberar los modelos figurativos y tradicionales del arte. 

Los artistas futuristas se inspiraron en los avances científicos y técnicos de la época para crear obras que reflejaran la velocidad, el movimiento y la energía de la modernidad. Esta estética se reflejó en una técnica innovadora llamada división del movimiento, que buscaba representar la sensación de velocidad y dinamismo a través de la fragmentación de la figura en múltiples partes. De esta manera, el futurismo se convirtió en una expresión artística de la fe en el progreso y la ciencia como motores del cambio y la transformación social,  caracterizándose  por un enfoque de culto al progreso y la ciencia, en el que se exaltaba la tecnología y la velocidad como elementos esenciales para la construcción de una nueva sociedad. 

Dinamismo de un ciclista y El ciclista: dos representaciones estéticas de la velocidad y la aceleración en el arte moderno.

En la obra Dinamismo de un ciclista de Umberto Boccioni (Ilustración1), miembro fundador del movimiento futurista italiano y uno de los artistas más influyentes de su tiempo, utiliza líneas curvas y formas dinámicas para capturar la sensación de velocidad y movimiento que experimenta un ciclista mientras se desplaza por la ciudad. La figura del ciclista es solo una parte del conjunto, ya que se fusiona con el ambiente urbano y los objetos que lo rodean, dando una sensación de movimiento fluido y orgánico. La forma del ciclista se deforma en algunas partes, lo que sugiere la idea de una figura en constante transformación a medida que se mueve. Dinamismo de un ciclista, 1913 - Umberto Boccioni

En términos estéticos, la obra se caracteriza por su técnica de división del movimiento, que fue una técnica innovadora desarrollada por los futuristas para representar la sensación de velocidad y dinamismo. Esta técnica consiste en representar en una misma imagen varias fases de un mismo movimiento, se divide la figura en múltiples partes, cada una de las cuales representa una instantánea del movimiento en una fracción de segundo. Al unir estas partes, se crea la sensación de movimiento y velocidad. Es por ello, que se observa la fragmentación del ciclista para generar movimiento a través de la abstracción plástico-dinámica de un cuerpo dentro de un espacio.  En este caso, a partir del cuerpo-humano del ciclista y del cuerpo-objeto que es la bicicleta, medio de transporte de la modernidad; convirtiéndolo en un símbolo de la nueva era industrial y la velocidad. 

En el Manifiesto futurista se reconocía que todo tenía movimiento y cambio constante, por lo tanto, nada está inmóvil ante el ser humano, así que los objetos que tienen movimiento se multiplican ante nuestros ojos, por lo tanto, el artista intentaba representar ese movimiento, estudiando con meticulosidad tanto el dibujo como el color (Ilustración 2)

Los futuristas estaban interesados en capturar la emoción y la sensación de movimiento que experimentaban en una época de rápidos cambios tecnológicos y sociales. La geometrización futurista y la influencia de la segmentación cubista de los planos, genera una experiencia visual de movimiento que se transforma en una espacialidad e incluye al tiempo en un plano bidimensional que es la pintura, pero que resulta un engaño visual tridimensional al generar la ilusión tridimensional, es decir, el volumen, pero además de velocidad del objeto. La paleta de colores no era frecuente, el artista selecciona colores puros, que pueden resultar agresivos porque no son suavizados, hay una utilización del negro que enfatiza el dinamismo y tiende a hacer la representación del movimiento del ciclista con mayor energía. Finalmente, el uso de la luz, al generar destellos por el lienzo, hace un espectáculo al espectador, donde sin estar figurativamente el ciclista, se entiende el movimiento y su velocidad representada. 

  En términos de historia del arte, es una obra representativa del movimiento futurista italiano, que surgió en la primera década del siglo XX como una respuesta a los rápidos cambios sociales, tecnológicos y culturales que se estaban produciendo en Europa. Los futuristas buscaban romper con las formas artísticas tradicionales y crear un arte que reflejara la velocidad, la dinamicidad y la energía de la era moderna. 

Siguiendo al filósofo alemán Reinhart Koselleck, la historia es el resultado de la interacción de múltiples procesos temporales que se superponen y se influyen mutuamente. Uno de estos procesos es la aceleración, que se refiere al aumento de la velocidad y la intensidad del cambio histórico a lo largo del tiempo. La aceleración es una característica central de la modernidad, que se manifiesta en la constante aceleración del tiempo histórico y en el aumento de la velocidad en todos los ámbitos de la vida social. Desde esta perspectiva, podemos entender la obra Dinamismo de un ciclista de Umberto Boccioni como una respuesta estética al fenómeno de la aceleración de la modernidad.

La obra se caracteriza por su representación de la velocidad y el movimiento, que se logra mediante la técnica de división del movimiento. Esta técnica no solo capta la sensación de movimiento, sino que también representa la fragmentación del tiempo en la era moderna. La figura de la ciclista dividida en múltiples partes, cada una de las cuales representa una instantánea del movimiento en una fracción de segundo. Este enfoque refleja la forma en que el tiempo histórico se ha fragmentado en la modernidad y se ha acelerado, dando lugar a una experiencia cada vez más frenética y fragmentada. En este sentido, podemos entender Dinamismo de un ciclista como una respuesta estética a la aceleración de la modernidad, que se manifiesta en la figura del ciclista en constante movimiento y en la técnica de división del mismo. 

En otro ejemplo, la artista Natalia Goncharova, en El ciclista (Ilustración 3), también da respuesta estética a la aceleración del progreso tecnológico y la consecuente fragmentación del tiempo histórico que se ha experimentado en la modernidad. La obra de Goncharova es una expresión artística del sentimiento de cambio y transformación constante que caracteriza la época moderna y refleja la sensación de que el tiempo se acorta y se acelera. El ciclista de Natalia Goncharova también puede analizarse a través de la lente del texto de Koselleck; la artista muestra a un ciclista en Imagen que contiene cubierto, puesto, tabla, viejo

Descripción generada automáticamente

movimiento, con la figura del ciclista y la bicicleta difuminadas por el movimiento y la velocidad. Fue realizada en 1913 por la artista rusa quien fue una figura destacada en el movimiento vanguardista ruso. 

Desde un punto de vista estético, la obra de Goncharova, artista polivalente que trabajó como pintora, escritora e ilustradora, se enmarca también dentro del movimiento futurista, a principios del siglo XX y que se caracterizó por su exaltación de la velocidad, la tecnología y la modernidad. Fue una pionera en su país y la primera mujer artista de la vanguardia rusa, logrando una combinación entre el folclore, las artes populares rusas, las tendencias vanguardistas y las teorías científicas de la luz, con la intención de plasmar la acción y refracción de la luz en los objetos, lo que la llevó a experimentar el futurismo, cubismo y finalmente, al lado de Mijaíl Lariónov, la creación del rayonismo. 

El ciclista muestra la representación del movimiento y la velocidad estudiada a la perfección. Goncharova utiliza técnicas como la fragmentación de la figura y la superposición de planos para transmitir la sensación de movimiento. Coloca en primer plano al ciclista y casi ocupa en su totalidad el lienzo, enfatizando lo prioritario del símbolo de la modernidad. Esta escena urbana resulta muy moderna para su tiempo, al representar el movimiento a través de líneas curvas y secuenciadas. Alrededor de las llantas, hay líneas dispuestas que dan continuidad y fragmentación y lo mismo acontece con el cuerpo del ciclista, prácticamente todo el cuerpo del ciclista y del vehículo está en movimiento, excepto las manos que están fijas al manubrio, todo lo demás, indica al espectador la presencia del movimiento e inclusive la velocidad, que se acentúa con el cuerpo del ciclista inclinado y la expresión de la cara, que si se observa el camino, al estar empedrado, nos recuerda la vibración que ocurre al chocar las llantas de la bicicleta. El movimiento futurista ruso, presta mucha atención a la propaganda, es por ello que, en los tres escaparates, se observa un sombrero de copa distorsionado; diversos textos en cirílico que se traducen como «sombrero», «hilo» y «seda», símbolos importantes tanto en la publicidad como en una sociedad en transición, así como una mano enguantada que parece señalarle al ciclista que debería retornar al lugar que pertenece, pues su vestimenta se asocia con una clase social obrera. 

Desde la perspectiva histórica, en el contexto de la Rusia pre-revolucionaria, el futurismo fue una corriente artística que desafió las tradiciones artísticas establecidas y buscó una mayor conexión con la realidad contemporánea. Esta obra puede entenderse como una expresión de esta búsqueda de una estética más contemporánea y experimental que da respuesta a la creciente industrialización y modernización de la sociedad rusa en ese momento. En la paleta cromática, la artista utiliza tonalidades marrones, grises y negros, escalas monótonas, que se han identificado con lo que acontecía en Rusia, y el azul intenso de los escaparates utilizado como símbolo de esperanza. El ciclista representa un símbolo de la tecnología moderna y la velocidad que estaban transformando la vida cotidiana en la Rusia de principios del siglo XX.

Natalia Goncharova combina elementos estéticos propios del movimiento futurista con una respuesta a las transformaciones sociales y culturales de la época en la que fue creada. La representación del movimiento y la velocidad en la obra se convierte en un símbolo de la modernidad y la transformación constante que caracterizó a la época en la que fue creada. La obra se sitúa en la misma línea de pensamiento que la obra de Boccioni. Ambas creaciones pueden entenderse como respuestas estéticas al fenómeno de la aceleración y el acortamiento del tiempo que ha sido contemplado a lo largo de la historia y reflejan la sensación de que el tiempo se ha fragmentado y acelerado en la modernidad.

Reflexiones finales

Dinamismo de un ciclista es una obra de arte innovadora que representa la sensación de velocidad y movimiento de una forma única. La técnica de división del movimiento y la fusión de la figura del ciclista con el ambiente urbano y los objetos que lo rodean crea la ilusión de dinamismo y energía que es típica del movimiento futurista.  La obra de Boccioni también puede entenderse como una respuesta estética al acortamiento del tiempo con el que iniciamos este artículo. La técnica de división del movimiento utilizada por Boccioni en la representación del ciclista en constante movimiento refleja la fragmentación del tiempo en la era moderna y la sensación de que los años se acortan y los días se hacen más cortos. En este sentido, dicha obra se sitúa en el contexto de la aceleración y el acortamiento del tiempo que ha sido contemplado a lo largo de la historia, desde las visiones apocalípticas de Sibila Tiburtina hasta la advertencia de Werner von Siemens sobre la aceleración del progreso científico y tecnológico de la que hablaba Koselleck. 

El ciclista, también puede entenderse como expresión artística que refleja la aceleración del tiempo y la velocidad como fenómenos propios de la modernidad. Ambas obras son expresiones artísticas que reflejan la aceleración del tiempo y la velocidad como fenómenos propios de la modernidad. Con ello muestran la capacidad de la «prognosis» para anticipar y reflejar los cambios históricos y sociales de su época, en la que la tecnología y la velocidad estaban transformando la vida cotidiana y la percepción del tiempo. Tanto Boccioni como Goncharova se interesaron por representar la velocidad y el movimiento en sus obras, lo que puede entenderse como una respuesta a la aceleración del tiempo y al impacto de la modernidad en la sociedad de la época.

Desde la perspectiva de Deleuze, la velocidad es una fuerza activa en la experiencia humana, afectando no solo nuestra percepción visual, sino también nuestra percepción táctil, sonora y emocional. En este sentido, ambas obras expresan la experiencia de la velocidad y el movimiento a través de diferentes medios y recursos estéticos. En El ciclista, se presenta una postura dinámica y enérgica, con el cuerpo inclinado hacia adelante y los brazos extendidos. La pintura utiliza colores vibrantes y contrastantes para resaltar la figura del ciclista y enfatizar la sensación de movimiento. La pincelada suelta y expresiva sugiere la energía y la rapidez del movimiento, creando una sensación de urgencia y dinamismo en la imagen. Estos recursos estéticos permiten expresar la experiencia de la velocidad y el movimiento, en síntesis, la experiencia humana. 

Desde el estudio histórico y estético de las dos obras y la mirada de Koselleck y Deleuze, podemos concluir que la velocidad y la aceleración son temas fundamentales que han influido en la producción artística y su percepción a lo largo de la historia. Los ejemplos abordados dan muestra de cómo los artistas intentaron plasmar la sensación de movimiento y velocidad, empleando técnicas y formas innovadoras que reflejaban los avances tecnológicos y culturales de su época. Son el intento de capturar la experiencia subjetiva de la velocidad y el movimiento como parte integral de nuestra percepción del mundo y nuestra experiencia multisensorial. En este sentido, las obras de Boccioni y Goncharova, buscan expresar la emoción y la sensación de movimiento que se experimenta al estar en un entorno en constante cambio y movimiento, mostrando estas representaciones artísticas como reflejo de la sociedad y la cultura de su época.

Notas

 Reinhart Koselleck, Aceleración, prognosis y secularización (Valencia: Pre-textos, 2003), 37.

2 Werner von Siemens, Das naturwissenschaftliche Zeitalter, vortrag gehalten in der 59. Versammlung Deutscher Naturforscher und Ärzte am 18 septiembre 1886 (Berlin, 1886), citado en Johann Hendrik Jacob van der Pot, Die Bewertung des technischen Fortschritts: eine systematische Ühericht der Theorien, t. 1. (Maastricht, 1985), 120. En Koselleck, Aceleración, 39.

3 Koselleck, Aceleración.

4 David Halliday, Robert Resnick y Jearl Walker, Fundamentos de Física (México, D.F.: Cengage Learning, 2015).

5 Halliday, Resnick y Walker, Fundamentos.

6 Richard Humphreys, Futurismo: Movimientos en el Arte Moderno (Serie Tate Gallery), vol. 8. (Londres: Ediciones Encuentro, 2000).

7 Gilles Deleuze, La imagen-tiempo, vol. 2. (México, D.F: Paidós, 1987).

8 Humphreys, Futurismo: Movimientos.

9 Filippo Tommaso Marinetti, “Le futurisme”, Le Figaro (París), 20 de febrero 1909. Digital en https://smjegupr.net/wp-content/uploads/2012/05/El-Manifiesto-Futurista-1909.pdf 

10 Werner Hofmann, Los fundamentos del arte moderno (Barcelona: Editorial Península, 1992), 32.

11 Filippo Tommaso Marinetti, Manifiesto futurista (Valencia: Pre-textos, 2012), 47. 

12 Reinhart Koselleck, Futuro pasado: para una semántica de los tiempos históricos (Barcelona: Paidós, 1993).

13 Marinetti, Manifiesto futurista.

14 Humphreys, Futurismo: Movimientos.

15 Hofmann, Fundamentos del arte moderno.

16 Lourdes Cirlot, Primeras vanguardias artísticas (Barcelona: Editorial Labor, 1995).

17 Matthew Gale, “Umberto Boccioni’s ‘Dinamismo di un ciclista’.» Burlington Magazine 140, núm. 1144, (1998): 172-175.

18 Saša Vojnović, “Dinamismo de un ciclista (Umberto Boccioni, 1913)”. ARTLEX Arts Dictionary. Consultado el 10 de abril de 2023. https://www.artlex.com/es/obra-de-arte/dinamismo-de-un-ciclista-umberto-boccioni/.

19 Cirlot, Primeras vanguardias.

20 Koselleck, Aceleración.

21 Galina Mardilovich, “Review of Natalia Goncharova”, Print Quarterly 28, no. 2 (Abril, 2011): 211–13. http://www.jstor.org/stable/43826153.

22 Cirlot, Primeras vanguardias

23 Natalia Goncharova, “El ciclista”, 1913, óleo sobre lienzo, Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid, Consultado el 11 de abril de 2023. https://www.museothyssen.org/coleccion/artistas/goncharova-natalia.

24 Martha Ruiz del Árbol, “Pioneras mujeres artistas de la vanguardia rusa”, Recorridos temáticos, Consultado el 11 de abril de 2023. https://www.museothyssen.org/sites/default/files/document/2020-04/2020_Pioneras.pdf.

25 Véase nota 16.

26 Véase nota 3.

27 Deleuze, La imagen-tiempo.

28 Deleuze, La imagen-tiempo.

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