por Sergio González Araneda

La Chlorophytum comosum es una planta reconocida por la peculiar forma de sus hojas alargadas y angostas, de tonalidad verde con una franja amarillenta por el medio que da la impresión de que se tratase de una especie de cinta, de un lienzo natural. La Chlorophytum comosum popularmente también es conocida como «mala madre», recibiendo este apelativo por su modo de reproducción, dado que se reproduce generando nuevos brotes que se mantienen «a distancia». Los nuevos brotes, cuelgan separados de su madre y, cuando es oportuno, son «expulsados» por ésta pudiendo enraizarse en el trayecto de su caída, en su contacto con la tierra, o no llegar a enraizar pereciendo producto de la expulsión.

El movimiento que ejecuta la Chlorophytum comosum al momento de su reproducción no es el de un traslado espacial que va desde un punto concreto a otro, no se trata de una geometría del traslado, ni de un desplazamiento tendido hacia un telos. La reproducción de la Chlorophytum comosum se da en un movimiento inventivo, creativo, intrépido que moviliza un espacio posible en la medida en que ejecuta la expulsión misma. Su reproducción, en este sentido, jamás está dada de antemano, manteniéndose en la pura posibilidad imaginativa de movilizar condiciones óptimas para enraizarse.

Lo que ocurre con la Chlorophytum comosum, entonces, no es simplemente una “expulsión” de los nuevos brotes, más delicado que esto, se trata de una apuesta viva que apertura nuevas coordenadas de hábitat posibles, siempre imaginativos, desbordantes, desplazados, fluidos y móviles que permanecen en un magma virtual hasta el trauma de la caída. La expulsión de los nuevos brotes simboliza la búsqueda de nuevos modos para mantenerse siendo, modos que, aunque inadvertidos, transparecen ante la sensible necesidad de desprenderse del viejo hogar.

El movimiento de expulsión, de desapego, del desarraigo, de la suspensión de las raíces moviliza la creatividad de hacer nuevos tiempos y nuevos espacios vivos en los cuales pueda habitar el nuevo brote. Es desplegada una imaginación sensible en el entrelazamiento del brote expulsado con el nuevo suelo donde se arraigará y hará mundo(s). La expulsión y la imaginación, el trauma y la creatividad, la caída y la apertura dan cuenta de las mixturas fundamentalmente sensibles en los modos de habitar, a la vez que manifiesta el hecho crucial de estos modos: es posible hacer mundo(s) solo a condición de estar entretejido por todo cuanto me circunda.

«Mala madre», madre mala, despreocupada, irresponsable, insensata ¿cómo es posible que expulse a su propio fruto? La certeza en la reproducción de la Chlorophytum comosum excede los ropajes de una moral antropocéntrica que podamos cargarle. Hay una ruptura que es preciso dejar oír, un riesgo creativo que se lanza hacia un mundo probable, y que en su lanzamiento va reconfigurando todo quiasma posible. Ante la sensata certeza del cálculo, la Chlorophytum comosum resuena al modo de un desajuste, de una zona gris que comporta la inquietud de la incertidumbre y un enraizamiento latente.

El presente número de Parálisis se propone explorar las nociones de imaginación y fantasía en tanto que dimensiones genéticas de la realidad. Así pues, resulta fundamental advertir que aquello definido como realidad no descansa en la quietud de lo dado, de lo concreto, de lo dispuesto frente a mi percepción. La quietud de lo visible es la superficie de un trasfondo de capas entretejiéndose, superponiéndose y rearticulándolo como experiencia inmediata, como realidad. Es por lo que el presente número -mediante ejercicios de pensamiento poéticos, artísticos y filosóficos- asume la tarea de sumergirse en el trasfondo de estas capas creativas, capas movibles que van formando coordenadas de sentido.Que el advenimiento de lo real descanse sobre la movilidad creativa de la fantasía y la imaginación no hace otra cosa que un llamamiento al ejercicio desbordante de la sensibilidad, un ejercicio de apertura experiencial y de descentramiento del sentido. La mixtura imaginativa de lo real es, al igual que la reproducción de la Chlorophytum comosum, una expulsión del enraizamiento dado desde siempre, una grieta en el suelo recibido como seguro, para abrazar formas inauditas de habitar(se) sensiblemente. El adjetivo de «mala» que recibe la Chlorophytum comosum, tal vez pueda pensarse no por la mera expulsión de los nuevos brotes, sino por la potencia imaginativa que anima su modo de habitar, que trastoca y desordena el sistema ordenado de horizontes dados como ciertos, como verdaderos, como reales.


Coordinación del número: Sergio González Araneda
Edición del número: René Moralez Zepeda

Textos

  1. René Morales. Poema infinitesimal.
  2. Ivette Fuentes de la Paz. La danza poética de Gastón Baquero.
  3. Dancizo Toro Rivadeneira. Larvas, imagos, fantasmas y monstruos.
  4. Amanda Rosa Pérez Morales. Sobre las islas y la posibilidad de que lo virtual esté.
  5. Uri Márquez Mendoza. La phantíaas:í una observación a propósito de la concepción de lo sublime.
  6. Claudia Virginia López Machorro. De mitos, lenguaje y tiempo.
  7. Elsa Herrera Bautista. Los olvidados vuelven: fantasías, realidades y estructuras fantasmáticas en torno a la infancia y la adolescencia en situación de calle en México.
  8. Mercedes B. Arce. Clínica de argumentación para la defensa de la salud.
  9. Patricia G. Kasaeva. Nota curatorial. Maikel Sotomayor y la fantasía.

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