Paula Eugenia Reyes Núñez
Doctora (c) en Filosofía Contemporánea en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
El coronavirus es el dominio de la vida virtual,
tienes que estar pegada a una red para comunicarte y saberte en sociedad.
María Galindo, Sopa de Wuhan, Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir, p. 121.
RESUMEN
Las fake news o las noticias falsas han sido catalogadas como fuentes de (des)información que, además de alterar la realidad, modifican la percepción real y anímica del lector o el espectador, por lo que habría que preguntarse ¿qué sucede cuando la realidad que pierde certeza por su cercanía? ¿Qué sucede cuando se observa tan de cerca una pandemia de la cual es imposible pronosticar sus consecuencias? La actual investigación propone un análisis interpretativo acerca del papel que cumple este tipo de noticias en la actual circunstancia: la pandemia de enfermedad por coronavirus. Consideramos que las repercusiones de la desinformación pueden mostrarse en dos dimensiones: por un lado, se tiene el exceso de información falsa que se viraliza por los medios virtuales; y por el otro, las medidas de control y prevención que instituciones como la OMS han tomado para evitar el pánico y la confusión por parte de la sociedad. Ambas dimensiones se desarrollan en el plano social, siendo así como problematizamos si, el mal que resulta de la información de las noticias falsas es efecto de la inconciencia o falta de conciencia de una sociedad como la nuestra…
Palabras claves: infodemia, realidad, virtualidad, virus, viral, fake news, posverdad
ABSTRACT
The fake news has been classified as sources of (dis) information that, in addition to altering reality, they modify the real and emotional perception of the reader/viewer, so we should ask ourselves, what happens when the reality loses certainty as of its proximity? What happens when you look so closely at a pandemic of which it is impossible to predict its consequences? The current research proposes an interpretative analysis about the role that this type of news plays in the current circumstance: the coronavirus disease pandemic. We consider that the repercussions of misinformation can be shown in two dimensions: on the one hand, there is an excess of false information that is viralized by virtual media; and on the other, the control and prevention measures that institutions such as the OMS have taken to avoid the panic and confusion from the society. Both dimensions are developed at the social level, being how we problematize if, the damage that results from the fake news misinformation is the effect of the unconsciousness or lack of consciousness of a society like ours…
Keywords: infodemic, reality, virtuality, virus, viral, fake news, post-truth
I. LAS NOTICIAS FALSAS
A lo largo de la historia de la humanidad, las noticias falsas han estado presente en distintos formatos y medios de difusión. Tan presentes como cuando los cristianos acusaron a personas de ser herejes, judíos o brujas.; cuando se descubrió América, inventando la leyenda del país de Jauja; cuando se difundieron panfletos en los que se atacaba al cardenal Mazarino y a sus políticas. Y, por último, en la segunda guerra mundial cuando se propagaba la ideología nazi. Solo por mencionar algunos casos. Las noticias falsas se caracterizan por ser la información de la realidad “modificada o adaptada” a ciertos intereses. Interese religiosos y de control social principalmente políticos pero que, conforme pasó el tiempo, se extendieron a otros ámbitos como el económico[1]. La intención de las noticias falsas es (des)informar al lector o al espectador sobre un tema.
Además de modificar la realidad, las noticias falsas “mueven las emociones de quien las lee”, esto quiere decir, que persuade al lector por sus emociones. El empleo de las emociones permite que “las personas terminan creyendo en aquello que mejor satisface sus emociones básicas, aunque esto riña con hechos probados. De este modo, cuanto más asociada esté una idea con emociones básicas de los seres humanos, más poder de arraigo tiene también”[2].
A la alteración emocional se agrega la posverdad, neologismo empleado por David Roberts para definir “la distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales”[3]. Anterior al estudio de Roberts, intelectuales como Steve Tesich en A goverment of lies, Colin Crouch en Post-democracy, Eric Alterman en When presidents lies y Ralph Keyes en Dishonesty and deception in contemporany life, utilizaron el término posverdad para connotar la propaganda política que circulaba en los medios virtuales y reales. Más adelante, según Edith Sánchez en su artículo La posverdad y las fake news, según Noam Chomsky, el pensador estadounidense sostiene que “la posverdad describe las nuevas maneras en que se expresa un viejo fenómeno: la propaganda. Esta siempre ha sido un instrumento a través del cual se crean verdades que no corresponden a los hechos, pero que terminan siendo validadas por las mayorías en función de su repetición incesante o de mecanismos similares”[4].
A grandes rasgos, puede considerarse que la difusión de noticias falsas busca que, a través de la persuasión, el lector se convenza de que la información recibida es verdadera o basada en la realidad. Esto nos lleva a dudar de lo que hay después de la verdad. Dudar de que se pueda sostener la idea de la posverdad cuando es producto de una repetición incesante de un producto de la imaginación y no tanto de un hecho.
II. LA INFODEMIA
En la actualidad, estamos familiarizados con los términos: virus, viral y pandemia, por mencionar los más destacados. Sin embargo, habría que tomar especial atención al término infodemia y cuestionarnos ¿por qué su uso es relevante? En el medio virtual se está “viralizando” gran cantidad de información sobre la actual pandemia (COVID-19) que amenaza nuestra existencia como humanos y como sociedad. Recientemente, la fundación BBVA definió por infodemia a “una sobreabundancia de información (alguna rigurosa y otra no) que hace que para las personas sea difícil encontrar recursos fidedignos y una guía de confianza cuando la necesita”, además de que los bulos o rumores equivaldría a una “epidemia nociva de rumores que se generan durante brotes”[5]. Con la infodemia se continúan otro tipo de pandemias que traspasan el plano real. Actualmente, las redes sociales adquieren un lugar privilegiado en nuestras vidas, puesto que si queremos saber de la realidad debemos recurrir a ellas. Las redes sociales son medios que nos informan o nos desinforman. Además de ser medios donde se viraliza otro tipo de información que no sólo afecta el entorno virtual, sino al real. Es por lo que ponemos especial atención al papel de las fake news o, mejor adaptado al español, noticias falsas respecto a la reciente pandemia que se ha propagado a nivel mundial.
III. LAS NOTICIAS FALSAS A CERCA DEL CORONAVIRUS
Respecto al coronavirus, las noticias falsas han girado en torno al lugar donde se originó (supuestamente Wuhan) y la causa que lo provocó (una sopa de murciélago), las cifras de contagiados a nivel nacional e internacional, los avances científicos (las vacunas), los remedios caseros para evitar el contagio, las medidas de control que cada país toma al respecto, por mencionar algunos de los datos que han sufrido alteraciones. A continuación, exponemos un enlistado de noticias falsas que circulan por las redes sociales:
- No hay pruebas de que la propagación del coronavirus haya sido intencionada, tampoco que el virus haya sido creado en un laboratorio.
- “No salir al balcón”, no se incluye entre las recomendaciones y medidas de prevención de la Organización Mundial de la Salud
- “El coronavirus tiene un tamaño grande por lo cual cualquier barbijo puede detenerlo”; esto es un bulo ya que cualquier mascarilla no puede evitar el contagio.
- “Es necesario dejar los zapatos fuera de casa
- “El coronavirus no se contagia por el uso de maquillaje”; esto es falso.
- “La infección de coronavirus provoca resfriado con nariz mojada o tos con catarro”; el principal síntoma es la tos seca y áspera.
- “El virus no resiste el calor y muere si está expuesto a temperaturas mayores a 26-27 grados, por lo tanto, debe consumirse abundantemente durante el día bebidas calientes como infusiones, caldos o simplemente agua caliente, estos líquidos calientes neutralizan el virus y son fáciles de ingerir”. Nada de esto es cierto.
- No es útil evitar tomar agua helada o bebidas con hielo (cubitos).
- Tomar el sol tampoco es útil para mejorar, ya que el coronavirus no muere al “exponerlo al sol”.
- Beber mucha agua tampoco frena el coronavirus.
- No se puede saber si estamos contagiados de coronavirus si conseguimos aguantar la respiración durante varios segundos.
- No hay evidencias de que hacer vahos reduzca el riesgo o cure la infección por coronavirus.
- No hay evidencias de que el clorito de sodio cure el coronavirus en 24 horas.
- El ibuprofeno está contraindicado por agravar los síntomas de COVID-19.
También se tiene el caso a nivel nacional del conductor Chumel Torres, quien en su cuenta de Twitter publicó el siguiente mensaje: “Él es el Dr. Luis Ángel Acevedo, especialista en Neumología, quién el día de hoy se dio a conocer su fallecimiento después de contagiarse de COVID-19, tras su lucha imparable contra el mismo, en la clínica 11 del IMSS en Xalapa”[6]. A lo que el Instituto Méxicano del Seguro Social (IMSS) respondió “Compartir información falsa sobre la muerte de médicos representa una ofensa para el personal de salud que enfrenta día a día la pandemia del COVID-19”[7]. Este tipo de supuestas “bromas” que en realidad son noticias falsas no sólo se presentan en las redes sociales (Twitter), sino también en los medios televisivos. El ejemplo más conocido ocurrió el 18 de Abril cuando el conductor Javier Alatorre puso en entredicho las medidas de prevención que recomenba Hugo López-Gatell, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, al exponer que la cifra oficial de contagios en Baja California era distinta a la oficial. Cifra que fue constatada por el gobernador de dicho estado, Jaime Bonilla. Ante esto, los medios de información exigieron que se le aplique un “apercibimiento”, es decir, se le llamara la atención o sancionara por su conducta indebida. Sin embargo, el presidente de México, Manuel López Obrador, hizo caso omiso a la exigencia.
IV. LAS REPERCUSIONES SOCIALES DE LAS NOTICIAS FALSAS
Además de persuadir, las noticias falsas repercuten en la toma de decisiones. Al estar estresado o angustiado, decidir se convierte en una acción apresurada y poco pensada. Esto ocurrió cuando se informó sobre la pandemia, pues muchas personas realizaron compras de pánico. Asimismo, las noticias falsas afectan los estados anímicos, aumentando los niveles de ansiedad, depresión, paranoia, entre otros trastornos psicológicos.
Ante ello, el pasado 17 de marzo, Fadela Chaib, principal portavoz de la Organización Mundial de la Salud (OMS), hizo saber a la agencia Anadolu que “para evitar noticias falsas sobre el virus conocido como COVID-19, la agencia de la ONU colaborará con plataformas de redes sociales como Twitter, Facebook, Pinterest, Tencent y Tiktok”[8]. Por el lado de las plataformas de redes sociales, Facebook acaba de anunciar que enviará mensaje si detecta interacción con noticias falsas del coronavirus y Twitter que eliminará mensajes con información errónea sobre el COVID-19.
En el estudio sobre la difusión de las noticias falsas, la muestra recaudada abarca más de 1500 encuestados en las 32 entidades mexicanas, con un rango de edad entre los 14 a los 95 años. Los resultados arrojados fueron que, después de Turquía, México es el segundo productor mundial de noticias falsas. Noticias que, aparte de generar pánico en la población mexicana, provoquen las futuras crisis sanitarias y económicas. Ante los posibles efectos catastróficos, Hurtado propuso cinco pasos para evitar el pánico informativo durante el actual periodo pandémico, los cuales son:
- No creer al 100% de lo que circula en las redes sociales.
- Darse unos minutos para corroborar antes de compartir.
- Guardar la calma y no dejarse llevar por los impulsos ni hacer comentarios deliberados si no tenemos la seguridad.
- Mantenernos informados a través de autoridades de salud, nacionales e internacionales.
- Seguir las normas de sanidad establecidas para evitar el contagio.
Existen otras propuestas nacionales, entre ellas se encuentra el curso Periodismo Digital y Combate a las Fake news donde se busca que la soberanía digital adquiera una educación básica virtual. Del mismo modo, el Gobierno mexicano puso a disposición del público una página para consultar información oficial y así evitar las noticias falsas, desmintiendo los mitos compartidos en las redes sociales.
A nivel global, existen otras propuestas internacionales como la plataforma New Guard que califica la credibilidad de las noticias, además de sostener que “la información errónea sobre el brote de coronavirus está superando claramente a la información fiable en cuanto a su difusión e interacción en las redes sociales de todo el mundo”,[10] considerando que es necesario tomar medidas de control sobre la propagación de información falsa en la sociedad.
V. LAS OPINIONES FILOSÓFICAS DE LA INFODEMIA O LAS NOTICIAS FALSAS
Hace casi dos meses, la editorial Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), dirigida por Pablo Amadeo, publicó un recopilado de opiniones sobre el COVID-19 de algunos reconocidos pensadores contemporáneos de los que extraeremos algunos fragmentos en los que se enuncien los temas (infodemia, noticias falsas) de nuestro interés con la intención de exponerlos en un plano descriptivo. Iniciaremos con las reflexiones desatinadas de Giorgio Agamben en La invención de una epidemia donde cuestiona la situación real y el papel que cumplen los medios de comunicación y las autoridades al “difundir un clima de pánico, provocando un verdadero estado de excepción, con graves limitaciones de los movimientos y una suspensión del funcionamiento normal de las condiciones de vida y de trabajo en regiones enteras”[11]. A lo que su gran amigo Jean-Luc Nancy en Excepción viral, responde “Hay una especie de excepción viral –biológica, informática, cultural– que nos pandemiza. Los gobiernos no son más que tristes ejecutores de la misma, y desquitarse con ellos es más una maniobra de distracción que una reflexión política”[12].
El clima de pánico también es tratado por Franco “Bifo” Berardi en Crónica de la psicodeflación donde sostiene que la causa del pánico es el desconocimiento del virus, pues “no lo conoce la medicina, no lo conoce el sistema inmunitario. Y lo ignoto de repente detiene la máquina. Un virus semiótico en la psicósfera bloquea el funcionamiento abstracto de la economía, porque sustrae de ella los cuerpos”[13]. El pánico o el miedo a una pandemia, nos dice Bifo citando a Srecko Hovat, “es más peligroso que el propio virus. Las imágenes apocalípticas de los medios ocultan un vínculo profundo entre la extrema derecha y la economía capitalista. Como un virus que necesita una célula viva para reproducirse, el capitalismo también se adaptará a la nueva biopolítica del siglo XXI”[14]. También nos comenta que “la red informática mundial está dando caza a la formula capaz de enfrentar el infovirus contra el biovirus, por lo que se hace necesario decodificar, simular matemáticamente, construir técnicamente el corona-killer, para luego difundirlo”[15].
En Coronavirus es un golpe al capitalismo al estilo de Kill Bill y podría conducir a la reinvención del comunismo, Slavoj Zizek señala “la propagación continua de la epidemia de coronavirus ha desencadenado grandes epidemias de virus ideológicos que estaban latentes en nuestras sociedades: noticias falsas, teorías de conspiración paranoicas, explotaciones de racismo”[16].Así mismo, el pensador esloveno vincula a la realidad con el internet mediante los términos “virus” y “viral” empleados“principalmente para designar virus digitales que estaban infectando nuestro espacio web y de los cuales no nos dimos cuenta, al menos hasta que se desató su poder destructivo (por ejemplo, de destruir nuestros datos o nuestro disco duro), concluyendo que Lo que vemos ahora es un retorno masivo al significado literal original del término: las infecciones virales funcionan de la mano en ambas dimensiones, real y virtual”[17]. Más adelante, en La emergencia viral y el mundo de mañana, Byung-Chul Han le da seguimiento a la problemática de la realidad, opinando “en la época de las fake news, surge una apatía hacia la realidad. Aquí, un virus real, no informático, causa conmoción”[18]. Ante esta apatía, “la digitalización elimina la realidad. La realidad se experimenta gracias a la resistencia que ofrece, y que también puede resultar dolorosa. La digitalización, toda la cultura del «me gusta», suprime la negatividad de la resistencia. Y en la época posfáctica de las fake news y los deepfakes surge una apatía hacia la realidad. Así pues, aquí es un virus real, y no un virus de ordenador, el que causa una conmoción. La realidad, la resistencia, vuelve a hacerse notar en forma de un virus enemigo. La violencia y exagerada reacción de pánico al virus se explica en función de esta conmoción por la realidad”[19].
Por otro lado, y no adentrándose tanto al tema, Alan Badiou muestra con un toque de valentía que “las pretendidas «redes sociales» muestran una vez más que ellas son (además del hecho de que engordan a los multimillonarios del momento) un lugar de propagación de la parálisis mental fanfarrona, de los rumores fuera de control, del descubrimiento de las «novedades» antediluvianas, cuando no es más que simple oscurantismo fascista”[20]. El filósofo francés de un plumazo acaba con el tema de las redes sociales. Puede ser porque, a sus 82 años, no esté tan familiarizado con ellas. Puede ser. Lo que se le debe reconocer es que identifica los hilos que mueven a estas redes, hilos entrelazados, hilos económicos y políticos.
VI. EL MAL DE LA DESINFORMACIÓN
Durante la investigación actual, hemos analizado de manera general lo que entendemos por noticias falsas y lo hemos llevado a un caso concreto: el COVID-19. También hemos comprendido los motivos que las originaron y los efectos que ocasionaron y continuarán provocando a nivel mundial. Es momento de centrar nuestra atención al plano ético específicamente a la maldad.
Los medios de información virtuales disfrazaron de noticias verdaderas a las falsas, sin embargo, como sociedad habría de cuestionarnos ¿qué estamos haciendo por mejorar la actual situación? Debemos repensar la manera de reflexionar y actualizar el sentido de: el conocimiento, la enfermedad, la cura, la comunidad, el aislamiento, el individualismo, la otredad, la naturaleza, la riqueza, entre otros más.
VII. EL TIEMPO DE OCIO, TIEMPO PARA EJERCITAR EL PENSAMIENTO CRITICO
Unos meses atrás pensábamos que la excesiva difusión de las noticias falsas se debía exclusivamente a tres causas: la primera era la saturación de información en las redes sociales y la segunda, el poco tiempo libre con el que se contaba para analizar la información recibida. El tiempo de hace unos meses poseía como cualidades ser acelerado, fragmentario y aislado a otros, en otras palabras, no tenía continuidad con el pasado ni el futuro. Tampoco tenía continuidad en la obtención y saturación de información recibida. Información que se consumía. Información efímera y fugaz. Información con fecha de caducidad. Así de desechable era la información en serie y así de impotente era nuestra capacidad de retenerla en nuestra memoria. La tercera causa era la correlación de información. Byung-Chul Han entiende por correlación de información a la forma más primitiva donde “si se produce A, entonces a menudo también se produce B”[21]. Ante esta correlación no se sabe la relación causal, la concatenación de causa y efecto. No se comprende el por qué la causa desencadenó en ése y no otro efecto. En sí, no se termina de comprender la información cuando ya se está adaptando a macro datos.
Al no comprender la complejidad de saberes de los que está constituido el fenómeno del COVID-19, el lector se encuentra indefenso ante el posible contagio del virus virtual y real, por lo que, como estudiosos de la filosofía, nos queda proponer vías alternas de protección. Habrá alternativas que sirvan para poco como lo son: adaptar la pandemia a fines profesionales, es decir, tratar de darle sentido a partir de nuestras teorías y conservar la distancia sin opinar hasta que estemos lejanos, mirando el hecho histórico desde la segura objetividad. Habrá otras que brinden las herramientas necesarias para que el lector llegue a sus propias conclusiones, por ejemplo: incentivar al aprendizaje del pensamiento crítico para reflexionar cualquier problema social, económico, político, tecnológico que en futuro se nos pueda presentar. Semejante a la última opción es el modelo educativo filandés phenomenon-based learning (PBL). En él, los profesores enseñan a los alumnos a desarrollar la habilidad del pensamiento crítico en distintos temas desligados a materias específicas. El fin de la enseñanza del pensamiento crítico es identificar las noticias falsas y evitar el ciberbullying (acoso online).
El modelo educativo de Finlandia se adapta a lo que necesitamos como sociedad y, nos parece, que, en este tiempo de ocio, podemos comenzar a ejercitar nuestra habilidad crítica para discernir de la noticia falsa que nos llega como verdadera, sin importar si se trata de una fuente oficial o no. Necesitamos aprender a separar las piezas de las que está constituido el rompecabezas COVID-19. Piezas que se encuentran esparcidas en diferentes temas estudiados desde distintos enfoques, incluyendo el personal o, al menos así se debería de comenzar a concebir en el ámbito filosófico donde la habilidad de pensar corre riesgo de ser destruida por la objetividad con que se mira a la realidad (vida). Se trata de atravesar nuestra objetividad con nuestra subjetividad.
Notas
[1] La extensión de estos intereses ha provocado que periodistas de todo el mundo cuestionen la finalidad de su labor: informar. Los periodistas “informan” y lo hacen como muestra de una “democratización” en la libertad de expresión. No obstante, en la última década del siglo XXI, con el avance tecnológico del internet, han sido presenciados distintos movimientos sociales que atentan contra los medios de información. Tan es así que del 2010 al 2012 surgió el periodismo civil para combatir las noticias falsas que se difundían como verdaderas.
[2] Edith Sanchéz, “La posverdad y las fake news, según Noam Chomsky,” La mente es maravillosa, https://lamenteesmaravillosa.com/la-posverdad-y-las-fake-news-segun-noam-chomsky/
[3] David Roberts, “Post-truth politics,” Grist, https://grist.org/article/2010-03-30-post-truth-politics/
[4] Edith Sanchéz, “La posverdad y las fake news, según Noam Chomsky,” La mente es maravillosa, https://lamenteesmaravillosa.com/la-posverdad-y-las-fake-news-segun-noam-chomsky/
[5] Fundéu, “Infodemia,” Buscador urgente de dudas, https://www.fundeu.es/consulta/infodemia/
[6] Agencias,“Youtuber favorito de EPN anunció muerte de un médico y usó foto de Valentín Elizalde,” Gaceta, 23 de abirl de 2020, https://www.gaceta.mx/2020/04/youtuber-favorito-de-epn-anuncio-muerte-de-un-medico-y-uso-foto-de-valentin-elizalde/
[7] Agencias, “Youtuber favorito de EPN”.
[8] Gamze Türkoğlu Oğuz, “La OMS trabaja con plataformas sociales para prevenir noticias falsas,” Anadolu agency, 17 de marzo de 2020, https://www.aa.com.tr/es/mundo/la-oms-trabaja-con-plataformas-sociales-para-prevenir-noticias-falsas/1768541
[9] “La segunda pandemia a combatir: México, segundo productor de noticias falsas en el mundo, señala investigador de la UNAM,” Infobae, 10 de Abril de 2020, https://www.infobae.com/america/mexico/2020/04/10/la-segunda-pandemia-a-combatir-mexico-segundo-productor-de-noticias-falsas-en-el-mundo-senala-investigador-de-la-unam/
[10]“México, segundo país con mayor generación de noticias falsas. La información errónea sobre el brote de coronavirus está superando claramente a la información fiable,” AD ciudad, 24 de abril de 2020, https://adnoticias.mx/2020/04/24/mexico-segundo-pais-con-mayor-generacion-de-noticias-falsas/
[11] Giorgio Agamben, “La invención de una epidemia,” en Sopa de Wuhan (Buenos Aires: ASPO, 2020), 18.
[12] Jean-Luc Nancy, “Excepción viral,” en Sopa de Wuhan (Buenos Aires: ASPO, 2020), 30.
[13] Franco Berardi, “Crónica de la psicodeflación,” en Sopa de Wuhan (Buenos Aires: ASPO, 2020), 37.
[14] Berardi, “Crónica de la psicodeflación,” 44
[15] Berardi, 45.
[16] Slavoj Zizek, “El coronavirus es un golpe al capitalismo al estilo de Kill Bill y podría conducir a la reinvención del comunismo,” en Sopa de Wuhan (Buenos Aires: ASPO, 2020), 21.
[17] Zizek, “El coronavirus es un golpe al capitalismo,” 26.
[18] Byung-Chul Han, “La emergencia viral y el mundo de mañana,” en Sopa de Wuhan (Buenos Aires: ASPO, 2020), 105.
[19] Han, “La emergencia viral y el mundo de mañana,” 109.
[20] Alan Badiou, “Sobre la situación epidémica,” en Sopa de Wuhan (Buenos Aires: ASPO, 2020), 78.
[21] Byung-Chul Han, La expulsión de lo distinto (Barcelona: Herder Editorial, 2017), 13.
Referencias
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